Vacíos perfectos
En algún momento del camino nos comimos el cuento del ‘positive thinking’, la ley de atracción, el ‘fake it until you make it’ y no sé cuanta más psicología barata de supermercado y demás literatura que busca aconsejarnos sobre cómo llevar una vida plena y feliz mientras alcanzamos el éxito para el que estamos destinados, a través del ejercicio consciente de ciertos mantras y fórmulas mágicas perfectamente aplicables a la realidad de cada cual.
¡Mentira! Podrás cambiar tu forma de vestir, imitar a un ‘role model’, refinar tu forma de hablar, pretender controlar tus emociones, pensar de manera consciente, ejercitarte y hacerte más fuerte, comer bien para ser más saludable, instruirte y ser más educado, viajar para ‘tener más mundo’, ser más culto y hasta pensar que eres un ‘ser elevado’, pero nunca podrás negar lo que eres. Y sí, a veces la verdad duele. Somos unos animales, domesticados pero con un instinto salvaje que aflora de cuando en vez. Y esa naturaleza innegable hay que abrazarla en lugar de reprimirla.
No sé si ustedes también han notado que la mayoría de la gente ahora se autodenomina coach holístico/ontológico, es maestro certificado de yoga, Keynote speaker, son food/lifestyle y travel bloggers, modelos polifacéticos que además son seres no binarios, Fashion stylist, leen las cartas, practican astrología y numerología, son youtubers, fitness coach, influencers, filántropos, make up artist y emprendedores, y en algunos casos, incluso son todas las anteriores a la vez! Siendo todo esto perfectamente respetable pero impresiona abrir cualquier red social para ver cómo excluyendo las noticias, la vida de todo el mundo pareciera ser esta película perfecta donde todo es color de rosa.
Los últimos años he visto crecer trademarks de vegetarianos, veganos, cruelty free, environmentally friendly, gluten free, sello de who made my clothes, sustainable palm oil, save the orangutans, speak for the bees, Follow the frog o rainforest, huevos de gallinas libres y así sucesivamente (algunos de estos representan una gran contradicción). Antes me resultaba muy interesante ese tema de la trazabilidad y distintos validadores que nos llevaban a ese consumo consciente. Luego de trabajar varios años en un equipo de marketing y comunicaciones, entendí que ante todo es vender un cuento que sea atractivo, creíble y que te haga sentir que eres parte de algo más importante que tú mismo, un movimiento que te empodera y busca tener un impacto en ‘x’ o ‘y’, no importa si es humo (si cumple con los requisitos), avanti con el branding y al aire. En últimas absolutamente TODO esto es un negocio. Poner el producto/servicio de moda y hacerlo tendencia. Y no hay nada malo con hacer negocios solo quiero resaltar que no todo es altruismo genuino como algunos quisieran hacernos creer.
Todo esto para decirles que estamos siendo manipulados, y esto no es algo nuevo. Pero ante la proliferación de enfermedades mentales como la depresión, los suicidios, la ansiedad, los ataques de pánico, los desórdenes alimenticios, y diferentes adicciones del ecosistema digital, entre otras enfermedades de la vida moderna es importante que tengamos claro que nada ni nadie es perfecto así lo parezca. Que el discurso de los mantras ‘me declaro poderosa, fuerte capaz’ etcétera, etcétera, no es más que una trampa mental que acentúa lo que nos hace falta y termina haciéndonos más daño (se llama “Ley del Esfuerzo Invertido”). Hay que darse la oportunidad de caer, llorar, sentirse mal porque esos sentimientos tienen el poder de crear y transformar realidades incluso más que el positivismo, pues el tocar fondo permite reflexionar, aprender, ajustarse y seguir.
Amples Regiani, una de las personas más pilas que conozco hace poco hizo una charla para TEDx en Bolivia donde explica el poder de los sentimientos negativos porque confrontan lo que uno quiere y lo que uno no quiere, son retadores e incitan a emprender una acción; curiosamente uno nunca piensa de esa forma, tiene un libro sobre el tema si les interesa ahondar más en esta materia; también está el libro ‘The art of not giving a fuck’ de Mark Manson. Y es que es tan obvio que nos cuesta verlo, nos preocupamos por tanta cosa que ahora el problema ya no es únicamente ser materialista sino también existencialista, un loop eterno que se convierte en una bola de nieve pues en lugar de aligerarnos cargas es llevar cada vez más equipaje, ¡y sin siquiera saber para qué!
Estamos tan llenos de perfección que nos sentimos vacíos. Nos convertimos en seres tan exitosos que el éxito se volvió en nuestra contra pues son tantas las oportunidades que tenemos al alcance de nuestras manos que ya ninguna nos satisface. Nos refugiamos en una coraza que es tan fuerte y tan linda que es hueca por dentro. Los invito a reflexionar sobre este tema, a que me escriban y a que tengamos debates críticos al respecto y sobre todo a que hagamos conexiones más humanas que nos dejen con las manos vacías pero con el corazón a reventar!
N-Talia.
Natalia Jiménez Aristizabal, marzo 2019 – © Mozzafiato
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